
El juego es una herramienta vital para el desarrollo de todos los animales a lo largo de la vida, incluidos los humanos. Aquí te contamos porqué es importante jugar con tus mascotas.
Correr, saltar, perseguir, sin juguetes o con ellos, al aire libre o en la casa; jugar con tus mascotas siempre es una actividad divertida y especial para liberar energía o descargar el estrés y la ansiedad.
Con esto, tenemos claro que el juego puede variar según diversas condiciones y ambientes, pero siempre cumple el papel de ser una actividad lúdica que estimula, divierte y aporta al desarrollo social y conductual de tu peludo. Para lograr esto es importante que tengas presentes las diferencias entre las necesidades de juego de un perro y un gato.
El juego para tu perro
Cumple un papel primordial en los fundamentos de la conducta social. Por ejemplo, en el caso de los perros jóvenes, los prepara para la vida adulta, pues les ayuda a poner en práctica todas las estrategias de comunicación y dinámicas sociales que necesitan para relacionarse con su misma especie y con las demás.
Adicionalmente, les permite adquirir habilidades para:
Manejar su lenguaje corporal
Leer el contexto de diferentes situaciones
Comprender las jerarquías grupales
Una vez alcanzan la vida adulta, el juegos sigue siendo parte importante de su repertorio conductual, ya que contribuye a liberar sustancias químicas de bienestar (endorfinas), disminuyendo la ansiedad y el estrés y afianzando los lazos sociales con otros individuos tanto intra como interespecíficos, es decir, de la misma y de distintas especies.
El juego para tu gato
También tiene una connotación especial para los gatos, ya que el juego social, únicamente está presente en las primeras semanas de vida y una vez superada esta etapa se centra principalmente alrededor de la conducta depredadora. Esto les permite practicar los rituales de cacería, depredación, posturas de acecho, persecución, captura de la presa, entre otras conductas.
Por lo tanto, les ayuda a mantenerse alerta y a estar siempre preparados por si en algún momento necesitan usar sus habilidades. Incluso, si se trata de un gato que vive en una casa o apartamento.
Los gatos son unos de los animales en los que las conductas de juego perduran con fuerza incluso en la edad adulta. Se consideran parte fundamental de su repertorio conductual normal, y suelen incluso utilizarse para medir el grado de bienestar de los felinos.

¿Cuándo jugar con mi animal de compañía?
En la vida natural, los perros pueden pasar hasta diez horas diarias caminando, trepando y explorando. Mientras que cuando conviven con nosotros estas actividades suelen ser muy pocas. Lo mismo ocurre con los gatos, en los que la conducta de depredación puede llegar a abarcar hasta el 70 % del tiempo que permanecen despiertos. Por eso, las sesiones de juego con tu perro o gato ayudan a:
Romper con el aburrimiento
Evitar el sedentarismo
Regular su energía
Mejorar su estado de ánimo
Mantenerse en forma
Afianzar el vínculo
Debes saber que para jugar con tus peludos no hay un máximo de tiempo establecido, pero sí es recomendable hacerlo diariamente mínimo durante quince a veinte minutos. ¡Ojo!, es importante aclarar que este tiempo mínimo es solo de juego y se separa de otras actividades como las caminatas o la alimentación.
Además, ten presente que el momento perfecto para divertirse no existe, lo más importante es la motivación y disposición por parte de ambos. No te apegues a horarios ni despiertes al animal, procura que sea un momento ameno. Por ejemplo, para los perros que tienen hábitos diurnos, como los humanos, jugar durante el día es la mejor opción. En cambio, para los gatos, que son una especie de hábitos más nocturnos, suele ser más recomendado jugar en el final de la tarde o inicio de la noche pues suelen estar más receptivos.
Entonces, ¿qué pasa si no jugamos con ellos?
Cuando a los perros y a los gatos no se les permite jugar, sobre todo mientras son jóvenes, pueden presentar dificultades para socializar y crear vínculos. La falta de esta interacción dificulta el aprendizaje de elementos fundamentales como:
Inhibición de la mordida: qué tan fuerte debe ser la mordida cuando juega, come o agrede.
Inhibición de las garras (para felinos): en qué circunstancias usar las garras y en cuáles no.
Inhibición de la actividad: desarrollo de la estabilidad emocional e identificación de cómo actuar según la situación.
Asimismo, no podemos perder de vista que más que un elemento de aprendizaje, es también la oportunidad para fortalecer la relación y el vínculo afectivo que nos une a nuestra mascota. Si no se juega, el vínculo puede deteriorarse porque no se trabajan mecanismos que lo refuercen.
El juego como premio
¿Sabías que el juego también puede usarse como reforzador? Es decir, puede ser la motivación para que tu perrito o tu gato aprendan lo que quieres enseñarles, ¡todo desde el bienestar! Jugar con él, tener palabras clave para felicitarlo, darle trozos de comida e, incluso, acariciarlo son una forma de premiar a tu mascota luego de una acción o conducta adecuada.
Explora e identifica cuáles son los juegos que más disfruta tu mascota, busca que sean prácticos para acompañar ese comportamiento que deseas enseñarle o reconocerle. Eso sí, si tu mascota realiza una conducta que no quieres que repita, no deberías premiarlo o, en este caso, jugar con él en ese momento hasta que deje de llevarla a cabo.
¡A jugar con tu mascota!
En definitiva, los animales practican estas interacciones sociales para poder entender los límites que existen entre las diferentes relaciones y especies, así reconocen cómo interactuar con el otro y con qué intensidad deben hacerlo de acuerdo con cada situación.
En Maestríanimal somos expertos en Etología y estamos para guiarte en el bienestar de tu mascota, recuerda que a través de estos espacios de diversión y esparcimiento contribuyes a su sano desarrollo.
En nuestro Curso de Buenos Modales Caninos ampliamos cómo utilizar el juego como premio para educar a tu perro y otras herramientas que puedes utilizar para lograr tener un perro que sabe comportarse en cualquier situación.
Y tú, ¿ya jugaste con tu peludo hoy?